El productor musical Sean “Diddy” Combs está siendo juzgado en un tribunal federal de Nueva York por una serie de delitos que han conmocionado al mundo del entretenimiento. La Fiscalía lo acusa de haber dirigido, durante más de dos décadas, una red de abusos sexuales, violencia física y manipulación emocional contra varias mujeres, incluyendo a su expareja, la cantante Cassie Ventura.
Durante la primera jornada del juicio, Cassie ofreció un testimonio estremecedor en el que relató episodios de violencia y humillación. Según declaró, fue obligada a participar en actos sexuales con un escort masculino, bajo la vigilancia del propio Combs, quien además ordenó prácticas vejatorias extremas, como ser orinada en la boca. Estas situaciones ocurrían durante fiestas privadas conocidas como “Freak Offs”, donde las mujeres eran presuntamente drogadas, disfrazadas y grabadas sin su consentimiento.
Uno de los testigos clave fue Daniel Phillip, un escort contratado por el artista, quien confirmó las acusaciones. Afirmó que recibió instrucciones específicas de Combs para interactuar con Cassie, y aseguró haber presenciado agresiones físicas hacia ella. También relató que algunos de estos encuentros duraban hasta diez horas y eran registrados en video por el propio productor.
El proceso judicial ha sacado a la luz un patrón de comportamiento abusivo que, según los fiscales, afectó a al menos cuatro mujeres. En varios de estos casos, las víctimas fueron forzadas a participar en orgías mientras estaban bajo los efectos de sustancias ilegales, y posteriormente amenazadas para evitar que denunciaran lo ocurrido.
Uno de los episodios más contundentes se remonta a 2016, cuando cámaras de seguridad de un hotel en Los Ángeles captaron a Combs agrediendo violentamente a Cassie. Las imágenes fueron difundidas por CNN en 2024, lo que llevó al artista a pedir disculpas públicas, aunque ahora niega la mayoría de las acusaciones penales.
La defensa de Combs ha alegado que todas las relaciones descritas fueron entre adultos y consensuadas. Su abogada, Teny Geragos, sostuvo que el caso es una distorsión interesada de su vida personal y que muchas acusaciones tienen trasfondo económico, ya que las denunciantes también han presentado demandas civiles.
De ser declarado culpable por los delitos de crimen organizado, tráfico sexual y transporte con fines de prostitución, Combs podría enfrentar una condena de entre 15 años de prisión y cadena perpetua. El juicio podría extenderse durante dos meses y contará con los testimonios de más víctimas y empleados cercanos al entorno del productor.
A pesar de la gravedad de los cargos, Sean Combs ha asistido a las audiencias acompañado por familiares y manteniendo una actitud serena, aunque el desarrollo del proceso y la fuerza de las pruebas podrían determinar el destino judicial de una de las figuras más influyentes del hip hop.